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jueves, 25 de julio de 2013

Talón de Aquiles

Lo siento cariño, debes atenerte a las consecuencias.
Todo tiene su precio y tu podías pagarlo.
Sabias que yo no era una de ellas, de esas que invitas a salir y luego olvidas.
Quisiste intentarlo y accedí, como una niña lograste convencerme; pero tu sabes, no lo soy. Quisiste intentarlo y te echaste atrás, dejándome con todas mis ganas, mis ilusiones y mi amor.
Ese amor que juraste tenias por mi.
Ahora cariño, es mi turno de seguir.
Y lo siento, pero no puedo quedarme por ti.
Tu no lo hiciste, no lo harías.
Detesto darte la espalda.
Siempre fuiste mi talón de Aquiles, y te aprovechaste de eso.
Cien veces dije que lo nuestro iba a terminar, que ya no me hacías bien, que no podía quererte; y míranos, aquí estoy, recitándote el mismo discurso que conoces de memoria.
Pero es que eres así de poderoso; logras convencerme, siempre, y terminas saliendote con la tuya.
Es injusto que de los dos seas tú el que pueda hacerlo y es improbable que de los dos, sea yo quien pueda pararte.
Cariño, detesto darte la espalda, pero sabías que yo no era una muñeca para jugar y no te importo, ahora, debes atenerte a las consecuencias.
Ya no eres mi debilidad, ni siquiera te acercas; perdiste el tiempo y ya no puedes pagar el precio.




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