Recent Posts

jueves, 6 de diciembre de 2012

Carta de amor

Son las cuatro de la madrugada de un sábado, estamos acostados en tu cama, la que compartís conmigo desde hace un tiempo.
Esa noche habíamos hecho el amor y no pudimos evitar desvelarnos, eso nos pasaba bastante seguido.
Mientras yo ocupo mi lugar en la cama, vos ocupas el tuyo; acariciaste mi cuerpo, tomaste mi mano y me miraste a los ojos. Antes de dormirte, me repetiste que me amabas y que nada cambiaría lo nuestro. Nunca fuimos tan felices como ahora.

Nos conocimos en mi primer año de la universidad, vos terminabas tu pasantía ahí.
Yo tenía veinte, un departamento y un trabajo que me encantaba; vos tenias veinticuatro, un cuarto en lo de tus padres y un hijo.

Cuando nos conocimos yo recién empezaba con mi vida, vos la habías empezado hace rato; a mí me gustaba salir y divertirme con amigas, a vos te gustaba llegar a casa temprano y estar con Eric; yo quería empezar una relación, vos habías terminado con una.

Esa madrugada hablamos de lo mucho que nos queremos, de cuanto cambiamos y de todo lo que crecimos desde que nos conocimos.
Lo nuestro fue difícil; durante un tiempo fuiste mi profesor, después mi amigo y mi novio. Tenias una vida que cuidar y nada iba a separarte de eso, no es que quisiera hacerlo, pero te llevo tiempo confiar en mí, en lo que sentía por ustedes; pudiste hacerlo y ya no fuimos solo nosotros.

Sé volvió más difícil después, cuando me engañaste, eso nos alejo. Por mucho que te quisiera, por mucho que me encantaras; no podía dejar de imaginarte en los brazos de otra mujer, compartiendo caricias y momentos con ella. Cuanto tiempo duro eso. Cuanto nos cambio a los dos.

Con el tiempo todo se volvió menos duro; verte en la universidad, trabajar con ella, pasar tiempo con Eric. Al principio lo hacía por él, que culpa tenía esa hermosura de cinco años de lo que su padre hacia, no podía solo alejarme. Mis días compartidos con él, tenían otro color. Era otra de las cosas que me gustaban de vos; el maravilloso hijo que criabas.

 Pero la verdad es que ese tiempo no deje de pensarte, no deje de querer encontrarme en tu cama, rodeada por tus brazos, sintiendo tu perfume.
Fueron cosas que extrañe.

Ya no son las cuatro, son las seis. Te veo dormir, me encanta hacerlo, la tranquilidad sigue invadiendo tu sueño.

Las cosas que vivimos, buenas y malas, nos marcan. Con el tiempo uno aprende a superar eso que nos hizo mal e intenta dejarlo en el pasado. Queriendo que esos recuerdos no estén en el presente, buscando un nuevo futuro. Y luego, nada más.
Hicimos cosas que nos lastimaron, que ahora, dejamos pasar. También hicimos cosas buenas, por eso nos queremos más. Los dos crecimos estando juntos y separados; cada uno se conoció mejor y también lo hicimos entre nosotros.

En unos minutos Eric va a interrumpir sus sueños para unirse a los tuyos.
Termino de arreglarme para volver a mí departamento, él no puede verme o todos van a saberlo. Yo no debería estar acá.
Dejo un beso sobre tu frente y otro marcado en un sobre que dejare bajo tu teléfono.

Después de tanto, nada va a importar demasiado, porque todo nos habrá conducido a ese instante, a esas palabras. Al resto de nuestras vidas, juntos.
Siempre fuimos parte de la vida del otro; nos complementamos, somos uno.

Por siempre tuya.
Por siempre mío.
Por siempre nuestro.


0 comentarios:

Publicar un comentario

Yo quiero contarte algo. Vos, ¿que me contas?