¿Por qué siempre me haces lo mismo?
¿Por qué no puedes dejarme regresar a mi, a
quien era?
Me has quitado tiempo, ganas, sueños y deseos.
Cuéntame cariño, ¿qué me has dejado?
Todas las veces que he armado las valijas para
irme de aquí y no volver, llegas casualmente y me atrapas nuevamente; desarmas
mis valijas y la voluntad que tengo de irme, para cuando me doy cuenta, he vuelto
a dónde estaba.
A tu lado, contigo, sin mí.
Y pierdo las esperanzas de encontrarme otra vez,
de recuperar algo de lo que tenía antes de conocerte.
Voy a dormir pensando que mañana amaneceré e
intentare partir de aquí nuevamente, esperando que no llegues a frenarme como
el día anterior.
Sé que debería haber hecho algo antes, pero es
que no sabía que una vez que te dieses cuenta de lo mucho que te quería, te
aprovecharías y para entonces ya no quedaría nada de mí.
He dejado de ser una persona, completa y con
vida; desde el momento en que te cruzaste en mi camino comencé a ser una
sombra, la tuya.
Y nada de lo que hiciera, de cuanto pidiese que
me dejaras o de cuanto rogara que alguien llegara a rescatarme de ti; cambiaba
mi situación.
Eres toxico.
Lo eras y lo serás siempre.
Solo tuve la mala suerte de cruzarme contigo.
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