Detesto nuestra relación.
Sé que la acepte desde un principio y que por
eso llegamos a donde estamos.
Pero, detesto nuestra relación.
Ya no puedo soportarlo, he jurado (ambos en
realidad) que nunca nos enamoraríamos; que nunca seriamos como esas personas
que caen en la rutina y dejan de quererse; jure que nunca te querría de más.
Lo siento, sé que no he cumplido mi parte, no
pude evitarlo.
Tus textos, tus e-mails, tus llamadas, tus
visitas, todo me ha complicado el hecho de no quererte demasiado.
No he decidido voluntariamente hacerte este
comentario; porque no es un planteo (sé lo que piensas) es solo una opinión.
Ya no puedo contener lo que me pasa.
Me llamas, arreglamos para encontrarnos y me
dejas plantada; ya no puedo fingir que nada pasa, que todo está bien y que la
próxima vez que levantes el teléfono para llamarme, todo seguirá igual.
No quiero seguir sabiendo que lo nuestro es
exclusivamente sexo, ya no quiero solo eso.
Quiero dormirme a tu lado y amanecer rodeada de
tus brazos, sin que nada haya pasado en el medio.
Quiero que me llames para recordarme cuanto me
quieres.
Quiero que vayas a buscarme cuando salgo tarde
del trabajo sin que te lo haya pedido.
Quiero que desees quedarte a cenar, a desayunar,
a almorzar y a cenar conmigo otra vez.
Quiero
todo de ti, aunque no quieras ofrecérmelo.
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