Lo siento pero no.
De ninguna forma voy a aceptar y a festejar
contigo esta situación.
No esperes que cambie mi cara, ni mi humor, ni
la forma en la que mis brazos se cruzan ahora.
Juro que eres increíble, y hoy, no lo digo en el
buen sentido.
Dime, ¿Cuánto tiempo te ha llevado escribir esas
trece palabras?
A lo sumo puedes haberte demorado unos cuantos
minutos de tu valioso tiempo, ese mismo tiempo que muchas veces utilizas para
ver la repetición del partido de ayer.
No es que este pidiéndote un testamento, ni una
verdadera carta de amor, esas de películas o novelas.
Simplemente quiero más que trece palabras.
En nuestro aniversario, no has tenido mejor idea
que sorprenderme con un mensaje de texto.
La verdad es que te amo más por intentarlo; pero
no es suficiente para apaciguar el enojo que has hecho comenzar en mí.
Quisiera decirte que regreses él día y vuelvas a
intentarlo; pero es tanto lo que te quiero, que luego de pensarlo un rato, he
considerado que mañana no me importara cuantas palabras me hayas escrito o
porque medio me las hayas hecho llegar; solo me importara agradecerte.
Solo por eso, voy a volver a nuestra habitación,
darte las gracias y olvidar todo lo que he pensado y querido decirte.
Así sean trece o ciento diez palabras, sé que
siempre lo que querrás decirme es que me amas; y a fin de cuentas, esa es la carta de amor que quiero y necesito de
tu parte.